domingo, 24 de marzo de 2013

La UCR convierte desechos de piña y banano en platos y bolsas plásticas

Los desechos de la piña y banano son utilizados por el Centro Nacional de Ciencia y Tecnología de Alimentos de la Universidad de Costa Rica (CITA), para elaborar plástico biodegradable.

La directora del CITA, Carmela Velázquez, asegura que la tendencia es elaborar productos plásticos a partir de organismos naturales, ya que son absorbidos por el ambiente en un tiempo de entre seis a doce meses. Estos productos son llamados biopolímeros.

Los biopolímeros pueden ser utilizados para fabricar cualquier tipo de producto plástico, como cucharas, platos, y bolsas. Estas últimas, por ejemplo, al año de ser fabricadas pierden resistencia, y es esa fragilidad la que denota su rápida degradación, sin afectar el medio ambiente.

Los plásticos tradicionales se hacen a partir de compuestos químicos, como el polietileno y el polipropileno, que surgen de la producción de petróleo. Para que estos materiales se descompongan necesitan alrededor de 200 años. Y la mayoría van a los mares donde matan a miles de especies. 

En la investigación se está trabajando con biomasa, que son en este caso, los azucares de los desechos de la piña y el banano. Estos se fermentan, y a través de presiones y temperaturas altas, los lleva a formar el ácido poliláctico (PLA), la materia prima para formar el plástico.

Según Velázquez, lo importante del PLA es que es algo natural, y al ser así el suelo lo absorbe y forma parte de la tierra nuevamente.

Este material actualmente se utiliza en la medicina para hacer hilos de sutura, pues a diferencia de los hilos tradicionales, cuando a un paciente le hacen una cirugía interna, el plástico, en lugar de quedarse ahí para siempre, el cuerpo lo absorbe en un proceso biológico, ya que el ácido poliláctico es común en el organismo.

La directora del CITA asegura que lo que ellos hacen no es nuevo, pues en Europa se utiliza el PLA para producir el plástico, sin embargo, lo innovador del proyecto costarricense es que con él se le dará valor a algo que carecía de este: desechos de piña y banano.

En países como Francia, se hace el mismo proceso, pero con los azucares del maíz; esto, según la experta, es por una razón simple: “Allá abunda maíz, aquí el banano y la piña”.

La ventaja para producir el plástico en el país es que, con el banano, por ejemplo, del 100 por ciento de fruta que se exporta, el 20 por ciento es de rechazo, o sea se queda aquí. Esto quiere decir que por cada kilo de banano exportado se quedan 200 gramos. Y la gran parte de los desechos serían utilizados para hacer el plástico.

Parecido pasa con la piña, de cada 100 kilos que se exportan, cinco quedan de rechazo. Y el desecho puede ser utilizado de igual manera.

Actualmente la investigación está en una fase de evaluación económica, porque a pesar de que técnicamente pueden demostrar que es posible lograrlo, la fabricación de los productos no es rentable.

“Para que sea rentable debe haber un capacidad de producción muy alta. No dan los números, es un asunto de comercio”, agregó la tecnóloga en alimentos.

A pesar de esto, Velázquez explicó que están tratando de hacer los cambios pertinentes para que sea viable, pero no descarta desechar la investigación.

“En cuanto podamos  hacerlo posible económicamente, será interesante para un inversionista, ya tendríamos un paquete competitivo”, añadió la experta.

Además de darle valor algo que no lo tiene, como son los desechos de esas frutas, Velázquez asegura que también se trata de un tema de conciencia ambiental.

Es por esto que asegura que el proyecto, si se logra hacer factible, debe ir seguido de una campaña de concientización, ya que un producto biodegradable cuesta tres veces más que uno tradicional, y un consumidor sin conciencia ambiental elegiría el más barato.

La experiencia adquirida por el CITA con este proyecto, hizo que el ente recibiera un financiamiento de cuatro millones de euros por el sétimo Programa Marco de la Unión Europea, para utilizarlos en una investigación similar, en la que también se creará plástico.  

La diferencia entre las investigaciones es que en lugar de hacer ácido poliláctico, se hará el compuesto llamado polihidroxibutirato (PHB), con el cual, según la directora del CITA, lleva un proceso más sencillo para formar el plástico.

Velázquez aseveró que podría ser que lo que no lograron por la factibilidad económica con el proyecto del PLA, lo alcancen con este otro. En dos años se sabrá si es monetariamente posible. (Ver recuadro: “Los impedimentos tecnológicos que tuvimos, ya no serán molestia”)



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