miércoles, 11 de julio de 2012

Los ángeles de la presidenta


Ya está de más decir que a Laura Chinchilla el traje de presidenta le está quedando grande. En Costa Rica es pan de cada día que a la señora presidenta se le critique por sus claros errores, por no saber aceptarlos ni llevarlos a una solución. Mucho menos por reprender a los ángeles que piensa que tiene como ministros.

La luz que proyectan las aureolas de los funcionarios públicos encandila a doña Laura y no la deja ver lo que se tienen entre manos los serafines ministros. La firmeza con la que fanfarroneó en su campaña hoy no la vemos por ningún lugar, y ni qué decir de la honestidad.

Tras el informe de la Procuraduría de la Ética del mes pasado, en el que al ministro de educación, Leonardo Garnier, y al vicepresidente de la república, Luis Liberman, se les acusó de fallas en la ética, por escribir cartas de recomendación para que la ex asesora presidencial Florisabel Rodríguez, para una contratación en Recope, la presidenta decidió simplemente absolver a los funcionarios y archivar el caso, como si nada hubiese pasado. ¡Vaya firmeza!


Luis Liberman aduce que él solamente escribió siete líneas para Rodríguez, que ni se fijó para qué era,  es decir un acto de buena fe, para con su allegada. Qué ángel más buena gente es este señor.

Si así fue realmente, acaso el vicepresidente de la república no sabe que su firma es casi tan importante como la de la presidenta. No es obvio que no puede dar este tipo de apoyo sin antes por lo menos preguntar: ¿para qué?

Si los ministros son tan buenos para hacer favores, por qué no le hacen uno muy grande al país y renuncian de sus puestos, como ya muchos de sus colegas lo han hecho.
Tengo la sensación de que los ángeles de Costa Rica la mayoría son políticos, millonarios, familiares de Judas Iscariote y que todos se abrigan con la misma cobija.

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