miércoles, 11 de julio de 2012

Maltrato animal: Pelea, no sólo de gallos


Pumas colgando de una cable con la sangre corriendo por su piel y un hombre saludando a la cámara cual valiente guerrero, perros con fracciones de sus bocas rasguñadas, encerrados detrás de varillas dando la impresión de pedir auxilio con sus ladridos, y dos gallos brincando uno encima del otro en una lucha que al final el  vencedor es devuelto al mismo lugar que el vencido, la muerte.

Estas escenas son las que hasta hoy y desde hace unos meses han tomado relevancia en los ojos costarricenses y que sin embargo muchos defienden. Lo problemático de la situación es el tratamiento que muchos le han dado al tema.

El efecto manipulador y persuasivo que trató de darle una persona con su opinión a la importancia para Costa Rica de las peleas de gallos, por medio de un campo pagado en el periódico La Nación, la semana anterior, fue intimidante.

En él, prácticamente nos consideró, a los que estamos en contra de este tipo de maltrato animal, pecadores, pues según él, en el Arca de Noé venían gallos hechos para combatir entre ellos y es por esto que se deben permitir.

Agregó que hasta el ex presidente Juan Rafael Mora Porras y los beneméritos de la patria José María Castro Madriz y Ricardo Jiménez asistían a esta “fiesta criolla”, denotando una tradición costarricense.

A lo que yo pregunto retóricamente y a modo de comparación con respecto a la evolución que debe tener un país: ¿No vemos mujeres con las caras tapadas en medio oriente y nos parece indignante?, ¿en cuántos países los hombres tienen mayor poder que las mujeres por pura tradición?

Hace miles de años habían poblaciones en las que se sacrificaban humanos, esto no quiere decir que hoy se deba hacer también. Hay culturas y tradiciones que estancan el progreso de las sociedades y el permitir violencia hacia otros seres es una de ellas.

Cuando se refirieron a la manera de culminar con la vida de los animales se dieron el lujo de decir que: “los ponemos a dormir humanitariamente con dióxido de carbono (CO2). Mueren dignamente y no por plata como en las peleas de gallos”

Si son tan leales a la vida, los que pagaron el campo deberían ponerse a luchar  como espartanos hasta que no puedan más, probablemente muchos costarricenses les harán el favor de que su muerte sea digna y humanitaria.

Otro punto al que apelan para que se permitan estas prácticas es que el país se vería beneficiado económicamente, ya que se cobrarían impuestos por las peleas entre animales y crearía nuevos ingresos.

El fin nunca justificará los medios, no se pueden poner vidas de animales indefensos para conseguir unos cuantos colones extra, hay maneras más inteligentes y sanas para hacerlo.

En el plenario se debería tomar más en cuenta una ley que no sólo prohíba las peleas de gallos y perros, sino que se penalice cada acción que ponga en riesgo la vida de un ser.

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